Hace 16 años, me sentí la mujer más feliz del mundo. Fuiste la persona que me hizo estrenarme como madre.
Me has enseñado, mucho: a dar por el simple hecho de dar, a sentir el dolor y la alegría de otros más que si fuera mía, a intentar por encima de todo a hacer feliz a otra persona, a ver lo difícil de manera simple, a cambiar mis prioridades. Me demostraste que un abrazo lo cura todo, que un mal día se soluciona regalando un bonito dibujo, que un "mamá, te quiero" hace que se desborde el corazón de felicidad, y otras tantas cosas.
Me has enseñado, mucho: a dar por el simple hecho de dar, a sentir el dolor y la alegría de otros más que si fuera mía, a intentar por encima de todo a hacer feliz a otra persona, a ver lo difícil de manera simple, a cambiar mis prioridades. Me demostraste que un abrazo lo cura todo, que un mal día se soluciona regalando un bonito dibujo, que un "mamá, te quiero" hace que se desborde el corazón de felicidad, y otras tantas cosas.
Siempre he pensado que las almas se buscan para lo bueno y para lo malo, simple aprendizaje, y tú decidiste nacer a partir de mí.
Hoy, si me dejaran decidir quien sería mi hija, siempre serías tú. Siempre querría que fuera tu manita la que sujetó mi dedo cuando te tomé en brazos por primera vez. Siempre querría que fueras tú esa personita que durmió en mi pecho. Seguiría queriendo que fueras tú la que me llamara mamá por primera vez y aún recuerdo la emoción que me invadió en aquel momento. Querría volver a vivir el sentimiento de ser todo cuando corrías a mis brazos buscando protección o cariño como si no hubiera un mañana.
Si me dieran a elegir, no cambiaría absolutamente nada, siempre te elegiría a ti, tal y como eres.
Te quiero hija.
Gracias por elegirme para ser tu madre.
Te quiero hija.
Gracias por elegirme para ser tu madre.