Podría lamentarme, lamentar todo lo que no hicimos, o todo
lo que callamos.
Podría desear más tiempo para hablar y expresar sentimientos. Sin embargo, deseo quedarme con lo mejor.
Conté con la suerte de darte las gracias, y fue hace no mucho. Ya estabas en la cama, me acerqué, sujeté tu mano y te dije delante de papá que les agradecía lo que me dieron, porque yo era fuerte, decidida, luchadora y cabezota gracias a ti y eso era bueno porque me había llevado a ser y tener lo que hoy soy y he conseguido.
En cuanto a las enfermedades sé que has sufrido y la falta de salud se ensañó contigo una tras de otra, pero tiraste la toalla. Tus razones tendrías para dejar de batallar y luchar.
Ahora, a poquito de que se fueran de este mundo tu madre y tu hermano te vas tras ellos y aunque me dije a mi misma que era lo que tocaba, que hace tiempo es lo que querías y que ya aquí para ti solo era sufrimiento, no puedo evitar llorarte.
Me alegro en parte que todo se alineara para que pasáramos la última noche juntas, aunque debo decir que me enfado conmigo misma por sentarme toda la noche a tu lado sujetándote la mano y que te trasladara paz y cariño en lugar de coraje para que siguieras aquí. Tengo muchos sentimientos encontrados a ese respecto.
Pero sabes, prefiero quedarme con lo bueno, como por ejemplo las travesuras que me hacías de niña; como cuando me pediste probar mi polo y de la mordida me dejaste prácticamente el palo y yo pillé una buena perreta mientras tú no parabas de reírte o cuando te sentabas en el suelo conmigo a vestir y peinar mis muñecas. Me quedo también con lo que se ha descubierto recientemente a nivel científico: que durante el embarazo se produce un intercambio celular por el torrente sanguíneo entre el bebé y la madre. Después del nacimiento del bebé esas células permanecen en el cuerpo de la madre y quedan depositadas por décadas en tejidos, huesos, celebro y en el corazón de la mamá, se llama microquimerismo, lo que significa que siempre has llevado a tus tres hijos de algún modo en tu corazón.
Ahora reúnete con tu familia (padre, madre y hermano). Allí no hay rencores, no hay reproches y menos aún dolor. Allí sólo hay unión y felicidad. Ahora llénate de paz por la eternidad.
¡¡Descansa, mamá!!
Podría desear más tiempo para hablar y expresar sentimientos. Sin embargo, deseo quedarme con lo mejor.
Conté con la suerte de darte las gracias, y fue hace no mucho. Ya estabas en la cama, me acerqué, sujeté tu mano y te dije delante de papá que les agradecía lo que me dieron, porque yo era fuerte, decidida, luchadora y cabezota gracias a ti y eso era bueno porque me había llevado a ser y tener lo que hoy soy y he conseguido.
En cuanto a las enfermedades sé que has sufrido y la falta de salud se ensañó contigo una tras de otra, pero tiraste la toalla. Tus razones tendrías para dejar de batallar y luchar.
Ahora, a poquito de que se fueran de este mundo tu madre y tu hermano te vas tras ellos y aunque me dije a mi misma que era lo que tocaba, que hace tiempo es lo que querías y que ya aquí para ti solo era sufrimiento, no puedo evitar llorarte.
Me alegro en parte que todo se alineara para que pasáramos la última noche juntas, aunque debo decir que me enfado conmigo misma por sentarme toda la noche a tu lado sujetándote la mano y que te trasladara paz y cariño en lugar de coraje para que siguieras aquí. Tengo muchos sentimientos encontrados a ese respecto.
Pero sabes, prefiero quedarme con lo bueno, como por ejemplo las travesuras que me hacías de niña; como cuando me pediste probar mi polo y de la mordida me dejaste prácticamente el palo y yo pillé una buena perreta mientras tú no parabas de reírte o cuando te sentabas en el suelo conmigo a vestir y peinar mis muñecas. Me quedo también con lo que se ha descubierto recientemente a nivel científico: que durante el embarazo se produce un intercambio celular por el torrente sanguíneo entre el bebé y la madre. Después del nacimiento del bebé esas células permanecen en el cuerpo de la madre y quedan depositadas por décadas en tejidos, huesos, celebro y en el corazón de la mamá, se llama microquimerismo, lo que significa que siempre has llevado a tus tres hijos de algún modo en tu corazón.
Ahora reúnete con tu familia (padre, madre y hermano). Allí no hay rencores, no hay reproches y menos aún dolor. Allí sólo hay unión y felicidad. Ahora llénate de paz por la eternidad.
¡¡Descansa, mamá!!
Preciosas palabras que seguro te ayudan a sanar. Un beso enorme.
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