viernes, 14 de noviembre de 2025

A mi WANDA (IN MEMORIAM):

 

Recordatorio abril 2012

Esto es para ti....

Mi dulce compañera y amiga, independiente y a la vez tan dependiente de cariño. 
Mi compañera durante 18 años. 
Mi compañera en los momentos difíciles.

Cuantas veces has estado a mi lado en aquel sillón mientras lloraba en una noche tan oscura
para mí, tanto como tu pelaje.
Cuantas veces te metías entre mis piernas acariciándote tú, si claro tú, como todos los gatos, pero haciéndome sentir que estabas allí y me reconfortabas, de alguna manera.
Cuantas veces acompañabas mi soledad.
Cuantas veces, has dormido a mi lado.
Cuantas veces me he relajado y dormido con tu dulce ronroneo.
Cuantas veces desperté sola contigo a mis pies.
Cuantas veces saliste a recibirme a las escaleras.
Cuantas veces mi única alegría al llegar a casa era tu penetrante mirada.


Cuando llegaste a mi vida apenas te dejabas acariciar. Asustadiza y huidiza, fuiste adaptándote a mí, cogiendo confianza y pronto comenzaste a disfrutar de mis mimos. Cuando tuve a mi hija, me preocupaba que por tu actitud tímida, introvertida y que no aceptaba extraños, la rechazaras; pero para mi sorpresa, la protegías de extraños, dormías en su cuna o bajo ella y la protegías con gruñidos si alguien externo a casa se acercaba a verla. Cuando creció, te dejabas apretar por ella, cosa que no me permitías, ni a mí.

Y ahora amiga mía, en el ocaso de tu vida, te trato de mimar y creo que no es suficiente.
No se hacerte llegar cuanto te quiero y mi agradecimiento. Todo es poco, para tanto que he recibido de ti. 
Parece que ya, con esa intuición que te caracteriza, me sabes acompañada, entiendes que ya tengo con quien compartir mis penas y alegrías. Ya puedo compartir sueños e inquietudes y calmar mis desvelos con alguien más.

Y ahora, y sólo ahora has decidido irte. Has resuelto partir y dejarme. Te has rendido a la vejez.
Compañera, respeto totalmente tu decisión, pero déjame echarte mucho de menos. Permíteme extrañarte a los pies de mi cama. Concédeme añorar tu ronroneo. Autorízame a desear que me sigas acompañando a la cocina al levantarme. Consiénteme a  querer sentir el roce de tu pelo a mis pies.

Ve feliz, mi afable compinche. Llévate contigo este enorme agradecimiento por haber querido, como buena gata, que compartiera mi vida contigo. Por haberme elegido como tu compañera en esta vida. 
Cuando llegues al otro lado, busca a Papi (mi abuelo). Se alegrará de verte. Dile que lo quiero y le echo de menos. Cuídensen mutuamente. Y no se cansen de esperarme, que aunque sabes que estoy criando a mi hija y aún me queda mucho por hacer aquí como es verla crecer, un día iré con ustedes. Y por favor, cuando llegue ese momento, SAL A RECIBIRME A LAS ESCALERAS DEL CIELO.

ADIOS, WANDA, amiga mía.


martes, 11 de marzo de 2025

LA LLUVIA

 

 

    Aún recuerdo cuando me asomaba a ver la lluvia por la ventana.
    El olor a la tierra mojada inundaba mis fosas nasales. Ese olor que galopa en mi mente despertando mis sentidos y transportándome a mi infancia en aquella casa de calles sin asfaltar, donde mi única meta era que saliera el sol para ver el arcoíris flotando en el muelle; paisaje que se divisaba desde la ventana del dormitorio de mis abuelos.
    Observaba a la gente pasar. Algunas personas corrían a guarecerse, otras se cubrían bajo sus paraguas, otras pocas caminaban empapados por el agua. Unos niños se divertían saltando dentro de los charcos y pronto la calle comenzaba a quedarse vacía.
    Rápidamente mi imaginación infantil se evadía para enfrascarse en las gotas de agua que se deslizaban por el cristal.
    La mayoría de las gotas emprendían carreras hasta el final para terminar cayendo en picado hacia el alféizar de la ventana buscando libertad.  Otras morían al final de una estrepitosa caída libre en un suicidio colectivo. Algunas se besaban en su camino con otras, fundiéndose en un romántico baile que las convertía en una mucha mayor adelantando a todas las demás.
    Me quedaba allí ensimismada hasta que tú llegabas a mí. Impregnabas la habitación con la mezcla de loción de afeitado y el jabón que siempre usabas. Yo sabía que estabas allí, percibía que te acercabas sigilosamente, pero esperaba a que depositaras tu mano en mi hombro con ese contacto paternal que tanto me reconfortaba.
            —¿Qué haces, negrilla? ¡Vamos a almorzar!
    Y ahí que iba yo.
 


 Hoy está lloviendo. Vuelvo a observar la lluvia por la ventana. Me reencuentro con las gotas, pero sin la visión infantil de entonces. Contemplo a las personas que pasan en la calle. De nuevo unos corren para cobijarse en portales o bajo los balcones.

 Algunos se cubren con sus paraguas, otros pocos caminan empapados por el agua. Un grupo de niños se divierten chapoteando en los charcos. Las gotas hacen su danza en los cristales de la ventana. Nada parece haber cambiado con los años, sólo hay una diferencia: tú no vienes a buscarme. Ya no acaricias mi hombro, ni me indicas que vayamos a comer, no impregnas la habitación con tu olor.

    
        Hoy hay una diferencia. ¡Hoy te extraño tanto!
 

martes, 4 de marzo de 2025

¿SI TE QUISE?

 
    ¿Y tú me preguntas si te quise?
    Te atreves a preguntarme, ¿si alguna vez te quise?
    Yo te contesto:
    Te ayudé a hundirme.
    Colaboré para que me rompieras el alma en mil pedazos.
    Te facilité para que dejaras cicatrices profundas en mi corazón. 
    Permití que te llevaras mi amor propio.
    Te autoricé a pisar mi autoestima,  a dejarme sin un ápice de orgullo.
    Y aún así, te permites dudar si te quise.







martes, 31 de diciembre de 2024

BIENVENIDO 2025

    Querido año 2024:
    Ya en tu ocaso, te doy las gracias. Agradeciendo también a las personas que quieren seguir en mi vida este nuevo año; y a los que no, gracias también por lo aportado.
    Me diste algún palo, mas me dejaste levantar.
    Me enseñaste muchas lecciones, creo que ya aprendidas.

    También, me enviaste fabulosas alegrías.
    Ahora voy en busca de la llave
  

para abrir de par en par la puerta y dejar entrar el nuevo año.






    Aquí estoy 2025, 






recibiéndote con los brazos abiertos y el corazón henchido de felicidad, 



preparada para ver nuevos amaneceres y atardeceres, 
con las alas abiertas para levantar el vuelo,

 




y dispuesta, ante todo, a seguir caminando,


 Espero no me pongas muchos obstáculos en el camino esta vez.


Feliz Año Nuevo para todos con mis mejores deseos.

































viernes, 9 de agosto de 2024

ME GUSTAN LAS PERSONAS RARAS







Me gustan...

Las personas raras:
Las ovejas negras, ¡son tan especiales, tan distintas!
Las brujas en vez de las princesas; son independientes, fuertes, cargadas de emociones, creativas, etc.
El malo de la película, siempre tiene más registros interpretativos.
Los patitos feos, pero inteligentes.
Los que se buscan así mismos, en lugar de buscar a otros.
Los excéntricos y los solitarios, si comparten su tiempo contigo, da por hecho que vales la pena.
Los que se reservan su opinión mientras no se la pidas.
Los que ayudan y aportan, pero sin alardear, ni pregonarlo.
Los que se olvidan de que una vez te hicieron un favor.
Los que te dicen todo a la cara, aunque jorobe; eso sí, siempre con respeto.
Los que tenían razón, pero nunca dicen "te lo dije".
Los que se quedan en silencio, sólo acompañando, sin hablar cuando tu dolor es interno, profundo y psíquico.
Los que no suelen llamar, pero están ahí, cuando los necesitas.
Esas personas raras, esas me gustan.

jueves, 20 de junio de 2024

A mi, siempre peque, Inés:

 

 


  A  mi, siempre peque, Inés:
    Hoy han pasado diecisiete años desde que fui madre por primera vez.
    Aún recuerdo como gateabas por la cama, recién bañada, para que no te vistiera y como dormías encima de mi pecho, tan pequeñita, tan vulnerable, tan frágil. En mi memoria aún están grabadas las canciones que te cantaba para dormir y el cuento de la noche.
    Aquella bebé se convirtió rápidamente en una niñita que ya se manejaba sola. Qué corría como un caballo desbocado cuando la quería meter en la cama, que bailaba desde que oía música y que quería autonomía. No tardaste en bajarte de mis brazos para no volverte a subir a ellos jamás, pero todavía deseabas protección y cobijo.
    Ahora, aunque aún nos necesitas, ya te desenvuelves sola, no quieres tanto contacto, reclamas tu intimidad y solicitas tu independencia, cosa de la que me alegro y me satisface enormemente. Mas, te echo de menos; extraño esa necesidad que sentías del afecto y protección maternal.
    De ahora en adelante, tomarás cada vez más tus propias decisiones, de por sí, tú misma ya defiendes tus ideas; ya resuelves tus conflictos. A veces, ni siquiera escuchas nuestros consejos.
    A menudo te encierras en tu habitación, sea para estudiar, para oír tu música, para leer o simplemente para evadirte del mundo, para encerrarte en tu burbuja. Por supuesto lo entiendo, también fui adolescente y pasé por ahí, es el proceso de buscarse a uno mismo, de crecer interiormente y no sólo en el exterior.
    Sé que cada vez queda menos para que vueles del nido. Tienes mi aprobación para que con total libertad te alces hasta el infinito y busques tu destino.
    Tendrás errores, es inevitable, pero espero que sean pocos. De todos modos, ya sabes que, hay que levantarse, sacudirse y volver de nuevo a coger fuerza.  También cosecharás éxitos, por el contrario, estos deseo que sí sean muchos y con la humildad que siempre te caracteriza; siempre orgullosa de tus logros, pero sin ser presuntuosa.
    Creo que dispones de herramientas, para andar por la vida, saltar y esquivar obstáculos y sobre todo levantarte como una campeona cada vez que te des un batacazo, al igual que cuando aprendiste a patinar. Dolía, pero te levantabas con orgullo, dominando rápidamente las ruedas de aquellos primeros patines en línea.
    Recuerda que no eres una princesa a la que hay que rescatar. Eres una guerrera, ecuánime, empática, poderosa, con un corazón inmenso, indulgente y benévolo.
    No imaginas como se desborda mi corazón de felicidad cuando me cuentas abiertamente tus cosas y hasta me confiesas algún secreto. Como me siento henchida de gozo cada vez que veo tus avances y en la mujer en la que te estas convirtiendo.
    Me siento tremendamente orgullosa de ti.

   ¡Feliz cumpleaños, mi vida!

Tu mami,







lunes, 20 de mayo de 2024

MAMÁ

 






Podría lamentarme, lamentar todo lo que no hicimos, o todo lo que callamos.
    Podría desear más tiempo para hablar y expresar sentimientos. Sin embargo, deseo quedarme con lo mejor.
Conté con la suerte de darte las gracias, y fue hace no mucho. Ya estabas en la cama, me acerqué, sujeté tu mano y te dije delante de papá que les agradecía lo que me dieron, porque yo era fuerte, decidida, luchadora y cabezota gracias a ti y eso era bueno porque me había llevado a ser y tener lo que hoy soy y he conseguido.
    En cuanto a las enfermedades sé que has sufrido y la falta de salud se ensañó contigo una tras de otra, pero tiraste la toalla. Tus razones tendrías para dejar de batallar y luchar.
    Ahora, a poquito de que se fueran de este mundo tu madre y tu hermano te vas tras ellos y aunque me dije a mi misma que era lo que tocaba, que hace tiempo es lo que querías y que ya aquí para ti solo era sufrimiento, no puedo evitar llorarte.
    Me alegro en parte que todo se alineara para que pasáramos la última noche juntas, aunque debo decir que me enfado conmigo misma por sentarme toda la noche a tu lado sujetándote la mano y que te trasladara paz y cariño en lugar de coraje para que siguieras aquí. Tengo muchos sentimientos encontrados a ese respecto.
    Pero sabes, prefiero quedarme con lo bueno, como por ejemplo las travesuras que me hacías de niña; como cuando me pediste probar mi polo y de la mordida me dejaste prácticamente el palo y yo pillé una buena perreta mientras tú no parabas de reírte o cuando te sentabas en el suelo conmigo a vestir y peinar mis muñecas.        Me quedo también con lo que se ha descubierto recientemente a nivel científico: que durante el embarazo se produce un intercambio celular por el torrente sanguíneo entre el bebé y la madre. Después del nacimiento del bebé esas células permanecen en el cuerpo de la madre y quedan depositadas por décadas en tejidos, huesos, celebro y en el corazón de la mamá, se llama microquimerismo, lo que significa que siempre has llevado a tus tres hijos de algún modo en tu corazón.
    Ahora reúnete con tu familia (padre, madre y hermano). Allí no hay rencores, no hay reproches y menos aún dolor. Allí sólo hay unión y felicidad. Ahora llénate de paz por la eternidad.
¡¡Descansa, mamá!!