NO HACE MUCHO TIEMPO
Aquí desde Mi Rinconcito, les hago partícipes de mis sentimientos, tras encontrar una foto que me ha traído recuerdos.
No hace mucho
tiempo, o así a mí me lo parece, mi hija era un bebé. Lloraba a todas horas,
padecía de reflujo y de cólicos, dormía a intervalos de no más de media hora. Yo
ya había comenzado a trabajar y me iba angustiada de tener que dejarla tan
pequeña en la guardería, y durmiéndome por las esquinas debido a las malas noches. Nosotros, padres
primerizos, sin tener ayuda y con falta de conciliar el sueño estábamos
desesperados. Nos exasperábamos por cualquier cosa y las discusiones eran
frecuentes por el más mínimo desacuerdo y todo pese a que nuestra felicidad era
completa; ambos habíamos conseguido tener lo que deseábamos, UNA FAMILIA; pero
no nos parábamos a valorarla ya que disfrutábamos de pocos minutos de paz.
Aquellos malos momentos y de sufrimiento, no saber que hacer, ver que ella también lo pasaba mal, me desesperaba y me hacían desear que creciera. Algo que parecía eterno y que rápido se ha pasado.
Hoy esa “niña”
apenas pasa ratos con nosotros; sólo el que como familia le exigimos. Se ha
convertido en una mujercita. Pasa momentos estudiando, con sus amigas, enfrascada
con su música y otros ratos en su mundo. Cada vez pide menos abrazos de sus
padres. Por supuesto sigue siendo cariñosa, pero como los gatos; cuando ella
quiere.
Tengo la
suerte de que se está convirtiendo en una persona generosa, empática, buena
estudiante, comprometida, amigable, comprensiva. También es crítica y dispuesta
a defender su postura, a veces con un carácter del demonio, pero que sé que le servirá
para defenderse y defender posiciones e ideales. Goza de un humor irónico que
me encanta y lo mejor de todo, se está haciendo muy independiente, mirando por
su futuro, un futuro que está más cerca de lo que ella piensa.
Sé que la vida
sigue y que debe ser así, pero hoy en día añoro aquel bebé que lloraba a todas
horas y que no me permitía ir ni al baño sin que la oyera berrear. Hija mía,
daría lo que fuera por volver a dormir sentada contigo apoyada en mi pecho y
perder horas de sueño mirándote inmovilizada para no despertarte, sabiendo que
todo pasará y pasará muy rápido.
A esos padres
primerizos deseo que tengan la buena fortuna de que sus hijos sean unos
dormilones y les dejen descansar, pero si no es así, pueden utilizar esos
métodos en que se supone que deben dejarles llorar. En mi opinión y según
algunos expertos, si lloran y están bien limpios, comidos y no están enfermos,
es que necesitan el calor de sus padres, así que, si yo fuera ustedes, les
abrazaría, les cobijaría y los adoraría, porque pronto no querrán estar en
vuestros brazos. Algún día les pedirán bajar de esos brazos y ya no volverán a
subir a ellos nunca. Les tocarán vivir otras cosas, también importantes,
maravillosas y únicas, pero esas ya no volverán y les aseguro que las extrañarán
muchísimo. Disfruten de ellos porque el tiempo, no retrocede.
Consejo de una mamá para quien quiera
aplicarlo.
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