lunes, 19 de julio de 2021

A veces no son casualidades, sino causalidades.



Aquí, desde mi rinconcito quiero trasladarles algo que leí el fin de semana y que me hizo sopesar más la idea de que hay que vivir el momento. Que las cosas que nos suceden, buenas o malas, tienen un por qué, que si en este momento no lo entendemos, a lo mejor más adelante, sí; o quizás nunca nos demos cuenta, pero sucedió por algo. 

Leí lo siguiente:

    Después de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, una empresa que tenía sus oficinas en una de las torres del Word Trade Center, reunió a los empleados y ejecutivos supervivientes del ataque para compartir sus experiencias. 

    Lo sorprendente es que aquellas personas estaban vivas por distintas razones, por detalles tan pequeños que a veces nos parecen insignificantes. Cosas de la vida diaria, que nos suceden algunas veces y por las que normalmente nos quejamos. 

     Pongo ejemplos:

    1)  Una señora se retrasó porque no le sonó el despertador.

   2) Uno de los directores se le hizo tarde porque era el primer día de parvulario de su hijo y se extendió más de lo necesario en la clase, ya que a su pequeño no quería despegarse de su padre.

     3) A uno de los  empleados se le escapó el autobús a pesar de correr tras él

    4) Otro de los trabajadores se quedó atascado en la carretera a causa de un accidente de tráfico

    5) Uno de ellos se tiró el café encima y necesitó algo más de tiempo para poder cambiarse la ropa.       

     6) Una de las  empleadas contó que justo aquel día salió tarde de casa ya que recibió un paquete.

    7) Otra comentó que su coche no arrancaba y se detuvo esperando a la grúa.

    8) El siguiente contó que no conseguía taxi, algo inusual en la zona donde vive.  

    Y  por último, la que me pareció más curiosa, un señor que contó que ese mismo día estrenaba unos zapatos que se había comprado el día anterior, le hicieron daño y paró justo cerca del edificio a comprar apósitos en una farmacia para la herida que le habían hecho y gracias a eso hoy está vivo.  

    Como has leído son cosas que también te pueden pasar a ti. 

    Para que veas que hasta las cosas más pequeñas pasan por algo y que aprendas a mirar con otros ojos lo que nos sucede, aunque sean cosas que nos hagan comenzar el día "mal" según nuestra visión, pero a lo mejor no es un día malo, sino un mal menor para evitarnos una desgracia mayor.

    Después de leer esta historia llegué a la conclusión que todo pasa por algo y que si nos sucede alguna cosa será porque teníamos que pasar o estar en ese lugar. Así que la próxima vez que te hagan daño los zapatos, te retrases a causa de tus hijos, por una caravana o te eches el café encima de la ropa y debas volver a cambiarte, no te frustres, ni te enfades, piensa en esta historia y da gracias por todo lo bueno que tienes en la vida. Quizás sea que hoy no debes llegar a tiempo por algún motivo. Lo averigües o no, acéptalo y déjate llevar. El Universo a veces no te da casualidades sino causalidades.

  


2 comentarios:

  1. Llevas toda la razón Carmen, nos cuesta ver por la cortedad de miras, por la inmediatez. Una historia preciosa que todos deberíamos recordar. Gracias de nuevo.

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