martes, 4 de octubre de 2022

¡¡FELICIDADES, PEQUE!!




  

 




    Ayer mi peque cumplió nueve añitos. Sé que suena a frase hecha, pero parece que fue ayer. No fue fácil que llegara a estar en mis brazos. El embarazo estaba considerado de alto riesgo, con unos cuantos sustos, acostada casi durante toda la gestación, pero  mi niño llegó al fin a casa y vio por primera vez la cara emocionada de su hermana. Yo me sentía triunfante y desbordada de gozo por tenerlo sano con nosotros.
    Él es la chispa que siempre lleva en sus ojos, esa sonrisa con la que se viste nada más despertar y el amor que expresa con abrazos y besos cada vez que llega  al hogar o se va a la cama. Es difícil explicar si no lo ves, pero no pongo su foto, por respeto hacia él, ya que me ha pedido que no lo haga. Quienes le conocen saben que es un trastillo adorable, con un corazón de oro, muy educado, pero inquieto y curioso. No cambies mi “ya no bebé”.
    Mi querido hijo deseo para ti, lo mejor que el Universo te pueda ofrecer. Ante todo que seas feliz y trates de pasar por este mundo siendo buena gente.
     Me encanta esa curiosidad y esas ganas de aprender que tienes, como devoras con emoción cada libro que cae en tus manos, enfrascándote en las letras de cada página.
    Me enorgullezco de la emergente imaginación que posees, que te lleva a vivir aventuras que te hacen disfrutar de cada juego, de las historias que dibujas y de tus comics inventados.  
    Respeto esa energía que posees en decir que no: que no te gusta, que no quieres o que no te convence…
    Adoro, la facilidad con la que te expresas y das argumentos para mantener tu postura. Tienes fuerza de carácter y sé que te servirá en la vida. Aunque ahora logres sacarme de quicio a mí.
    Me encanta el humor irónico que has heredado, por ejemplo, ayer al llegar a casa y ver todo lo que le tenía montado:
        Unas letras enormes decoraban la pared de la cocina rodeada de globos y en la que se leía “Feliz cumpleaños”. Sabía que el color era demasiado llamativo para lo que le suele gustar, aun así las coloqué y se me ocurrió la genial idea de poner unas luces pequeñitas de esas en paralelo como las del árbol de navidad, pero doradas y algo más discretas en cuanto a tamaño se refiere.
   Mi peque, llegó, observó y me  agradeció que hubiera organizado todo, por supuesto también agradeció su regalo de cumple, que desenvolvió entusiasmado. Pasamos una agradable tarde. Él odia sacarse fotos por obligación, pero atendiendo a mi ruego, pasó la sesión fotográfica estoicamente y sé que básicamente fue por hacerle el gusto a su madre.
    Más tarde, al ordenar, reparé que había olvidado encender las luces para sacar las fotos y le llamé. Se acercó a sabiendas de que por mi tono le esperaba algo.
    Se lo mostré y le pregunté:
    —¿Quieres fotos con las luces encendidas?
    Contestó:
    —No te preocupes.  
   Vi su cara de desconcierto y a pesar de ello, insistí:
    —No me importa.
    Y respondió con sonrisa socarrona:
    —Mamá, de verdad, con la luz encendida, esto es aún peor.
    Su padre y su hermana comenzaron a reírse y yo, yo no tuve otro remedio.
    Ese es mi niño. El mismo que al ir a la cama volvió a abrazarme por haberle dado una tarde, según él, maravillosa. El fabuloso chiquillo que tiene la confianza suficiente para decirme lo que no le gusta, pero al mismo tiempo cede, concede, es dulce y adorable.
    !FELIZ CUMPLEAÑOS, HIJO MÍO¡
    TE ADORO.