FIRMA DE LIBROS EN LA CASA DEL
LIBRO EN GRAN CANARIA.
Quiero contarles a todos mi experiencia, una vez más, firmando
libros. Esta vez ha sido en mi tierra el
día 19 de noviembre de 2022. Fue un día cargado de sorpresas. Personas que no conocía, se acercaron
con sus libros para que se los firmara. Algunos de mis amigos tuvieron la
amabilidad de llevarme: cafés, cruasanes y bocadillos… para que pasara el día.
Me trasladaron su enorme cariño y sus deseos de que fuera un día exitoso. A
todos ellos muchísimas gracias por hacerme sentir querida. Así mismo, pasaron
diversas personas de mi entorno laboral, dejando aparcadas sus obligaciones
familiares, simplemente para saludarme y desearme suerte. Quisiera destacar el
comentario de uno de ellos:
—Vine a saludarte y
me voy corriendo que mi familia me espera, pero no quería dejar de venir a
verte.
También acudieron amigas que, a
pesar de mantener el contacto telefónico, no veía en persona hace años y todas
con mis libros en mano, esperando mi firma.
¡Qué afortunada soy! Estoy en
deuda con todos ustedes.
Respecto al personal laboral de
la librería, también les doy mi reconocimiento como excelentes profesionales,
fueron encantadores, atentos y amables, tanto conmigo como con los lectores que
por allí pasaron.
Por supuesto, agradecer a todos aquellos aficionados a la lectura a los
que abordé en la librería “rogándoles” que leyeran la sinopsis y, amablemente lo hicieron, escuchando mis comentarios e indicaciones sobre mi
libro.
Claro que hubo de todo, pero abundó la cortesía y simpatía de la
mayoría de cuantos entraron en el local y con eso me quedo.
Si me lo permiten contaré los más relevantes, al menos para mí:
Para comenzar, el Canarias 7, un periódico local, publicó una
entrevista de mí; debo expresar mi agradecimiento a Victoriano, de la sección
de cultura de dicho periódico, que siempre me ha regalado su amable atención…
pues bien, una lectora que leyó mi entrevista acudió a verme, libro en mano,
para que se lo dedicara, trasladándome que le había enganchado a la primera y
que por ello había encargado mi primer libro “Al estilo de Oficial y
Caballero”. Aseguró que en cuanto saliera al mercado la segunda parte de
“Ruégamelo” se pondría en cola para comprarlo.
Otra clienta de la librería me indicó que no era su tipo de lectura,
pero tras leer la contraportada y tener una corta conversación conmigo, se lo
llevó como regalo de navidad para su madre.
No mucho después, entran en el
local una pareja con una preciosa bebé con unos ojos más grandes que sus pies y
una amplia sonrisa disfrutando de su paseo. Llamo la atención de la pareja.
Ella lee la sinopsis y me comenta señalando a su pequeña:
—Lo siento, venimos por un regalo, pero yo no dispongo de tiempo ni
para mí.
—No te preocupes, claro que lo entiendo.
Tengo dos. Disfrútala ahora porque tienen la fea costumbre de crecer muy rápido;
y no te desesperes ya dispondrás de tiempo. Cuando los míos eran pequeños, a
veces no me daba ni un momento para peinarme.
La joven madre me sonríe y sigue
al interior observando las estanterías con los libros expuestos. Observo a
la pareja al fondo charlando. Ambos me miran
y me sonríen de nuevo. Ella vuelve hacia mí y me dice
susurrando como si fuera nuestro secreto:
—Mi marido me ha prometido
comprármelo y hacerse cargo de la niña todas las tardes para que yo lo pueda
leer. Me lo llevo.
Decido hacer una dedicatoria a
nombre de ella, pero haciendo alusión al consenso de su esposo y a la pasión
que espero de ambos. Esa deferencia de él hubiera sido digna del personaje de
mi protagonista, Gerardo.
Ella lee la dedicatoria y
confiesa.
—Creo que la dedicatoria también
le va a gustar a mi marido.
Yo le guiño un ojo.
Más tarde, entra otra pareja; me
acerco y entablamos una cordial charla, ella muy agradable se queda hablando
conmigo, mientras él va a comprar un libro, ya planificado. Le hablo de mis
libros, un poco de mí. Y ella decide encargar en la propia librería mi primer
libro “Al Estilo de Oficial y Caballero” indicándome de que es más propio de su
tipo de lectura, pidiéndome que se lo firme cuando llegue y acordando que
pasaré a dejarlo listo para ella.
He de decir que, tras la
experiencia del día con personas no mucho mayores que yo, que
rechazaban leer la sinopsis de mi libro en cuanto veían la insinuante portada;
decidí no ofrecerles mi libro a la pareja recién llegada. No por prejuicio,
sino por ese decoro de ser rechazada o juzgada por alguien que te genera
respeto.
Tomaron en sus manos varios
libros de distintas estanterías. Observaron y leyeron las contraportadas de
diversos libros. Me miraron en varias ocasiones. Se acercaron a la mesa donde
yo me encontraba. Me puse de pie respetuosamente dedicándoles otra sonrisa. Agarraron mi libro y ella se puso las gafas. Leyeron el
resumen y lo hojearon. Se miraron de
manera cómplice, con esa complicidad en la que no hace falta hablar y que solo
se consigue con años de conocimiento del uno del otro. Volvieron a colocar el
libro en su lugar.
Me atreví a hablarles:
—Soy la autora.
—¡Ah! ¿eres de aquí. —Preguntó
el caballero.
—Sí, señor.
Y nos enfrascamos los tres en
una larga charla.
Salió a relucir mi otro libro,
mi blog, mi familia. Tras notar el acento de ella, le pregunté si era gallega.
—Sí, de Pontevedra. — Contestó.
Inmediatamente cambiamos
impresiones sobre Galicia, le expliqué lo más que me había gustado a mí en los
dos viajes que he realizado a su tierra. Él intervino en la conversación
contándome que había sido criado entre La Palma y Fuerteventura, que su padre
intentando darle una vida mejor lo envió a Gran Canaria a estudiar, y donde hasta la fecha de hoy había afincado su residencia. Añadió que había viajado por todo
el mundo y tras nombrar mi primer libro, me contó con todo lujo de detalles que
había visitado Escocia y lo que le había impactado de ella. Entre más hablábamos, más me maravillaba la
encantadora pareja, hasta tal punto de no poner atención a las personas que
continuaban entrando para no perder la charla con ellos. Lástima que no les
pedí un teléfono de contacto. Son de esas personas que sonríen y llenan la
estancia de luz, de esos seres que te gustaría tener en tu vida, ya que la
enriquecen simplemente contando sus vivencias. Son de esa gente que, aunque la
vida les haya dado algún revés, se aferran a todo lo positivo, se agarran a
continuar siendo lo más felices posible.
—Pues… nos vamos a llevar tu libro.
—Se vuelve a mirar con complicidad a su esposa y añade. —Nos ha enganchado la sinopsis.
Se lo dediqué a los dos con mis
deseos de que no cambiaran y continuaran siendo tan encantadores. No pude
evitar despedirme dándoles un abrazo.
Me quedó pena no haberme
realizado una foto con ellos. Espero volver a encontrarlos pronto. Ahora eso
sí, les deseo desde mi corazón una larga, plácida y feliz vida juntos.
Por último, pero no menos importante, extiendo mi agradecimiento para la Editorial Pluma de Sueños y cómo no a Lucía Medina de la distribuidora AZETA que me aguanta cada duda o aclaración que le solicito. Un abrazo a ambos.
FIN